Seguro que no querrás estar dentro del millón de personas que contrae una enfermedad de transmisión sexual (ETS) al día, ¿a qué no?

Seguro que no querrás estar dentro del millón de personas que contrae una enfermedad de transmisión sexual (ETS) al día, ¿a qué no?

 

¿Sabías que más de un millón de personas al día, contrae una enfermedad de transmisión sexual (ETS)? Pues sí, un millón al día, ¡no me he equivocado!  En España aproximadamente la mitad de los jóvenes entre 20-24 años padecen una infección por gonococo o sífilis.

Pero no escribo este artículo para asustarte o deprimirte, lo hago porque lo bueno de estas infecciones es que se pueden prevenir ¿cómo? Pues lo primero y más importante: conociéndolas para poder evitarlas.

Saber las vías de transmisión, síntomas y tratamiento de enfermedades como la sífilis, la clamidia, las trichomonas o el gonococo, podrían eliminar o disminuir drásticamente estas enfermedades.

Y es que, a pesar de toda la información de la que disponemos hoy en día, después de una época en la que disminuyó su incidencia, estamos asistiendo en los últimos años a un nuevo aumento de estas infecciones, y lo que es peor, sobre todo entre los más jóvenes. 

Y como la primavera la sangre altera, me parece un buen momento para escribir este artículo. Porque, aunque en internet hay mucha información sobre el tema, en muchas páginas se escriben cosas poco rigurosas, siendo como es, un tema tan importante.

Te aviso antes de que sigas leyendo: este artículo quizás sea un poco largo, pero creo que es un tema al que merece la pena que le dediques unos minutos. Así que te propongo que busques un ratito, te sientes tranquilamente y lo leas atentamente.

¿Qué es una infección de transmisión sexual?


Las ETS o infecciones venéreas, llamadas así por Venus, la diosa del amor,  son infecciones producidas por virus, parásitos o bacterias, que se transmiten de persona a persona, principalmente por contacto sexual  (ya sea vaginal, anal u oral), a través de la sangre o de otros fluidos corporales.

Pero, aunque la forma de transmisión más frecuente es la sexual, a veces  se produce por una vía distinta, como es el caso de la infección de un bebé en el momento del parto o embarazo, por una madre infectada.

Hoy se considera un problema de salud pública muy importante, debido a que en muchos casos no da ningún síntoma y puede provocar secuelas graves como esterilidad, enfermedad inflamatoria pélvica e incluso un cáncer, en las mujeres que las padecen.

Dentro de estas enfermedades venéreas o ETS, se incluyen infecciones que pueden tratarse y curarse con medicación, como son la sífilis, gonorrea, la infección por clamidias y la producida por las trichomonas.

Y por otro lado, hay otras ETS que aunque no se pueden curar, sí se pueden tratar para controlar sus síntomas. Estas son las infecciones por el virus del papiloma humano (del que hemos hablado en otro artículo: pincha aquí para verlo), el VIH, el virus del herpes y el de la hepatitis.

¿Quién tiene más riesgo de padecer una enfermedad de transmisión sexual?


En general, cualquier persona que tenga relaciones sexuales puede contraer la infección, pero es cierto que hay una serie de factores que deberías tener en cuenta, que aumentan el riesgo.

Ser joven es un factor de riesgo, ya que la mitad de estas infecciones se producen en menores de 24 años.

Si has padecido anteriormente una de estas infecciones, también tienes más riesgo de desarrollar otra.

Cuanto mayor número de parejas sexuales tengas, o si has tenido una nueva pareja recientemente, mayor es el riesgo de que te transmitan una ETS.

El abuso de alcohol o de drogas, hace que puedas tener conductas de riesgo al perder el control de tus actos.

– Si has sido víctima de violencia sexual, no dudes en contactar con tu ginecólogo o acudir a un servicio de urgencias, ya que existen una serie de medidas para intentar evitar la transmisión de estas infecciones.

– Por supuesto, si no utilizas preservativo o protector bucal en las relaciones orales (piezas delgadas, cuadradas, de goma, fabricadas con látex o silicona). Porque, aunque esto no evita 100 % la transmisión, si la disminuye significativamente.

¿Cómo puedo evitar el contagio de una ETS?


Si te digo que evitando las relaciones sexuales previenes las infecciones de transmisión sexual, me dirás que vaya una recomendación, ¿no?, bueno pues tranquila, no te voy a decir eso, pero sí que no te dejes llevar por el momento y pienses en las consecuencias.

Aunque ninguna medida lo evita al 100 %, si tienes en cuenta los consejos siguientes, el riesgo de transmisión se reduce mucho.

Lo primero, asegúrate de que tu pareja no tiene ninguna infección de transmisión sexual, pero recuerda que hay muchas personas infectadas que no lo saben, porque gran parte de estas infecciones no dan síntomas.

Como ya sabes, las principales vías de transmisión de las ETS son:

– A través de las secreciones de la vagina o la uretra como por ejemplo en las infecciones por gonococo, clamidia, trichomonas o VIH.

– A través de úlceras o lesiones en genitales como son el herpes, la sífilis o el virus del papiloma humano (VPH).

Y qué medidas tenemos para prevenir estas infecciones, pues utilizar cosas tan sencillas como son los preservativos masculinos, los preservativos femeninos, los protectores bucales y por último, en aquellas para las que existe vacuna, con la vacunación.

Los condones masculinos. Todas sabéis cómo son los preservativos masculinos y no hace falta que os explique cómo utilizarlos. Pero aquí sí quiero insistir en que los estudios demuestran que el uso de los condones de látex, disminuye el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual, siempre y cuando se utilicen correctamente.

¿Y a qué me refiero cuando digo correctamente? Pues que lo debes utilizar siempre y  durante toda la relación sexual, es decir, desde el principio hasta el final, no sólo justo antes de la eyaculación.

Respecto al condón masculino, recuerda que te va a proteger tanto de las infecciones que se transmiten a través de las secreciones, como las que se transmiten a través de úlceras, aunque en menor medida en estas últimas.

Los condones femeninos. No son tan conocidos pero también te protegen frente a las ETS. Son como los preservativos masculinos pero con un anillo en cada extremo. El anillo que debe quedar dentro de la vagina es más grueso, para mantenerlo colocado en su sitio.

Para introducirlo debes plegar entre los dedos el anillo interno (el más grueso) e introducirlo en la vagina como un tampón. Una vez en el interior de la vagina, suéltalo y se abrirá el anillo, introduce el dedo en el preservativo para empujar el anillo y asegúrate de que no está retorcido. El anillo externo (más fino) queda fuera  de la vagina, manteniendo aislada esa zona.

Las barreras bucales son como películas de látex o poliuretano, que se colocan entre la vagina o el ano y la boca, para protegerte cuando practiques el sexo oral.

Debes colocarla de forma que cubra la entrada de la vagina o el ano, según el tipo de relación sexual que vayas a practicar.

Por último, en cualquiera de los anteriores (preservativo femenino, masculino o barrera bucal) no uses lubricantes grasos a base de aceite, cremas cosméticas o vaselina ya que pueden disminuir la resistencia de los preservativos y es más fácil que se rompan.

Vacúnate. La vacunación es la mejor forma de prevenir las enfermedades. Desgraciadamente no hay vacunas disponibles para muchas enfermedades, pero aprovecha las que existen, como son las que te protegen frente al HPV y la Hepatitis B.

En resumen, recuerda que  la mejor estrategia es vacunarte y utilizar, siempre que no sea una pareja estable,  un método barrera (preservativo femenino, preservativo masculino o protector bucal) en cualquier relación sexual, ya sea oral, vaginal o anal. Pero recuerda que estos confieren menor protección en infecciones asociadas a úlceras, verrugas o lesiones en genitales, como son el herpes o el HPV (si te interesa este tema entra en este enlace).

¿Qué síntomas producen las infecciones de transmisión sexual?


El problema de las infecciones de transmisión sexual es que muchas veces, y sobre todo en las mujeres, puede pasar desapercibida sin provocar síntomas y llegar al diagnóstico a causa de las complicaciones que han provocado o si tienes suerte, porque te lo comunica una pareja con la que hayas tenido relaciones sexuales y  que le hayan diagnosticado una infección recientemente.

Por eso es muy importante y te vuelvo a insistir, que tengas cuidado con cualquier pareja que no tengas claro que no tiene la infección y que ante la duda, acudas al ginecólogo lo antes posible.

Aunque los síntomas son muy inespecíficos y pueden ser por muchas cosas, en general debes pensar que puedes tener una ETS si tienes úlceras en genitales, te palpas los ganglios de las ingles aumentados, secreción vaginal purulenta o con mal olor, escozor o dolor al hacer pis o mantener relaciones sexuales e incluso dolor abdominal o fiebre. Pero recuerda que muchas veces no da ningún tipo de síntoma.

¿Las infecciones por clamidia y gonococo se pueden curar?


Aunque dedicaremos un artículo a cada una de las infecciones, voy  a repasar lo más importante de las 2 ETS por las que más consultáis.

– La infección por chlamydia trachomatis. Es la infección más frecuente producida en los países industrializados.

Lo más frecuente es que curse de forma asintomática con el riesgo de que no sea tratada y pueda ascender afectando útero y trompas. Pero cuando da síntomas, los más frecuentes son flujo vaginal anormal (como moco purulento), sangrado irregular y dolor o escozor al orinar.

Se transmite a transmite al tener relaciones sexuales anales, vaginales u orales con una persona infectada.

El diagnóstico es sencillo recogiendo una muestra de tu flujo vaginal con un hisopo o una muestra de orina.

Lo mejor de todo es que esta enfermedad se puede tratar con antibiótico, lo habitual es con Doxiciclina durante 2 semanas. Es muy importante que tu pareja reciba también tratamiento y que no tengas relaciones sexuales hasta que finalices el tratamiento.

Es recomendable también que te repitas las pruebas a los 3 meses, para asegurarte de que lo has tratado correctamente, ya que es frecuente que vuelva a aparecer.

La gonorrea es una de las infecciones más conocidas y frecuentes sobre todo entre las personas entre 15-24 años. La produce la bacteria Neisseria gonorrhoeae. 

Se transmite al tener relaciones sexuales anales, vaginales u orales con una persona infectada y tiene un período de incubación de 2 a 5 días.

Al igual que la clamidia, es frecuente que curse de forma asintomática, con el riesgo de que no sea tratada y pueda ascender afectando útero y trompas. Cuando produce síntomas, los más frecuentes son secreción vaginal amarillenta, sangrado irregular y dolor o escozor al orinar.

El diagnóstico se realiza recogiendo una muestra de tu flujo a nivel de cuello uterino con un hisopo o con una muestra de orina.

La gonorrea también tiene la ventaja de que se cura con antibiótico, la pauta más recomendable es una inyección intramuscular de Ceftriaxona. Es muy importante que tu pareja reciba también tratamiento y que no tengas relaciones sexuales hasta que pasen 7 días de haber finalizado el tratamiento.


Bueno, ya sé que es un artículo muy largo y por eso no hablo del resto de las infecciones, lo dejamos para otro artículo. Pero creo que es un tema muy importante y es necesario estar bien informado, por lo graves que pueden ser las consecuencias de una infección no tratada. Espero que este artículo te ayude a disfrutar de tu sexualidad, pero eso sí, sin correr riesgos

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