Es muy frecuente utilizar probióticos cuando tienes síntomas de infección vaginal por cándidas (prurito, dolor vulvar, disuria, dispareunia, ardor vaginal y vulvar y abundante leucorrea de aspecto grumoso como «leche cortada»).
Los probióticos ayudan a mejorar tu flora vaginal aportando principalmente lactobacilos, que garantizan y mejoran el equilibrio vaginal.
Pero si existe un exceso de los lactobacilos y un sobrecrecimiento de estos, se puede producir una inflamación que se conoce como vaginitis citolítica. Este cuadro es indistinguible de la vulvovaginitis por hongos o candidiásica.
Si ves que no mejoras con el tratamiento con probióticos, consulta a tu médico por la posibilidad de que presentes este cuadro.