Si quieres tener la oportunidad de un parto vaginal y tu bebé no está de cabeza, no dejes de leer este post.
La versión externa es una técnica utilizada para intentar que un bebé que está de nalgas o en transversa, le pongamos de cabeza. ¿y esto para qué? Pues se hace porque la probabilidad de parto vaginal normal, y con ello menor riesgo de complicaciones, es mayor.
En definitiva, se hace para intentar evitar realizar una cesárea y disminuir sus complicaciones.
Para conseguir cambiar la posición del bebé, primero comprobamos con una ecografía cómo está colocado tu hijo y te hacemos un monitor para confirmar que él está bien.
Antes de comenzar el procedimiento, te ponemos una medicación intravenosa, que ayuda a relajar el útero y nos facilita estas maniobras. Este tratamiento es frecuente que haga que tu corazón se acelere, pero tranquila, es algo habitual y pasajero.
Cuando ya está todo preparado, empujaremos a tu bebé a través de tu tripa, para intentar girarlo y que baje su cabecita hasta la pelvis.
Este procedimiento puede ser un poco molesto y por eso se suele utilizar algún tipo de anestesia o analgesia como por ejemplo el óxido nitroso (entonox), que al inhalarlo, tiene un efecto analgésico, relajante y calmante, y por supuesto no afecta a tu bebé.
Habitualmente lo conseguimos en un 50-60% y la mayoría de los casos que conseguimos girarlos se quedan así, pero debes saber que algún bebé se nos rebela y vuelve a ponerse de nuevo en la posición que estaba.
Una vez que hemos terminado, permanecerás unas horas en el hospital para confirmar que todo sigue bien.
La versión externa se considera una técnica segura y la recomiendan las principales sociedades científicas.
Habitualmente se realiza sobre las 37 semanas de gestación porque en algunos casos esta técnica puede provocar la rotura de la bolsa o el comienzo del trabajo de parto.
Lo normal es que se haga en el hospital porque, aunque es muy raro, estas maniobras pueden provocar un desprendimiento de placenta que nos obligarían a realizar una cesárea urgente.
