Recomendaciones nutricionales  para los distintos síntomas que puedes presentar durante el tratamiento de cáncer de mama

Recomendaciones nutricionales  para los distintos síntomas que puedes presentar durante el tratamiento de cáncer de mama

Si recuerdas ya dedicamos un artículo a la dieta recomendada si tienes un cáncer de mama (enlace), éste lo vamos a dedicar a las recomendaciones que te podemos dar para los distintos síntomas que pueden ir apareciendo durante su tratamiento.

Es importante que tengas en cuenta que tu dieta durante el tratamiento puede variar, ya que los requerimientos nutricionales en esta etapa son especiales y dependerá del tipo de tratamiento y de los efectos secundarios que aparezcan.

Como ya te comentamos en el artículo anterior, el patrón ideal a seguir es una dieta mediterránea, que consiste en una dieta basada en pescado, verduras y hortalizas, frutas, legumbres, patatas cocidas, aceitunas y aceite de oliva virgen extra, limitando el consumo de grasas saturadas y comiendo alimentos ricos en ácidos omega-3 y evitando las grasas trans, las carnes procesadas y los alimentos carbonizados o ahumados.

Una dieta basada en alimentos naturales, complementada si es necesario con suplementos dietéticos, constituye la base de una nutrición satisfactoria durante el tratamiento. Los suplementos dietéticos contienen concentrados de nutrientes para satisfacer las necesidades alimenticias que necesites en ese momento, éstos serán necesarios cuando con la dieta no se cubren los requerimientos nutricionales que necesitas y los hay en forma de batidos o de yogures de distintos sabores.

En otras ocasiones, si existen problemas de masticación o deglución se utilizarán dietas trituradas de alto valor nutricional, enriquecedores de la dieta, etc.

Te comentaré a continuación las recomendaciones dietéticas específicas para situaciones especiales: 

Pérdida de apetito, cansancio y falta de energía


Realiza comidas de menor cantidad, pero con mayor frecuencia y aprovecha los momentos que tengas mayor apetito.

Aumenta la densidad nutricional de tus platos enriqueciéndolos con huevo duro, legumbres, pollo, frutos secos, leche en polvo, queso rallado o en polvo, etc.

Consume alimentos de elevada densidad energética como pasta integral, arroz integral, lácteos enteros, frutos secos, compotas de frutas, fruta en almíbar, etc.

Mejor bebe los líquidos antes y después de las comidas, para evitar la sensación de saciedad en las comidas.

Adapta la textura de las comidas a tus necesidades para evitar la fatiga. Si tienes sensación de estar muy cansada (astenia) mejor come purés.

Si necesitas tomar suplementos nutricionales energéticos, pautados por tu nutricionista o médico, mejor hacerlo fuera de las comidas principales.

Evita los alimentos desnatados y bajos en calorías y los alimentos azucarados.

Náuseas y vómitos


Realiza de 6 a 8 comidas pequeñas al día y come lentamente, masticando bien los alimentos y bebe líquidos fríos (mejor fuera de las comidas) y a pequeños sorbos a lo largo del todo día, evita las bebidas con gas o irritantes.

Debes reducir la ingesta de grasas y fritos con olor intenso porque producen náuseas.

Cuando te levantes, y varias veces al día, consume alimentos secos como pan tostado, galletas, cereales, etc., ayuda a disminuir las náuseas.

Es preferible que en los días después de recibir el tratamiento otra persona prepare tus comidas.

Los alimentos deben consumirse a temperatura ambiente o fríos.

Realiza las comidas en ambiente tranquilo y libre de olores.

Después de las comidas descansa en posición incorporada (sentada), al menos durante 1 hora.

Si estás vomitando recuerda la importancia de una correcta hidratación a base de líquidos a pequeños sorbos y frecuentes. Si los vómitos no se controlan deberás consultar a tu médico.

Evita comer o beber en las 2 horas previas a una sesión de quimioterapia, para no provocar náuseas ni vómitos por la distensión del estómago.

Diarrea


Bebe mucho líquido como la limonada alcalina, agua, en general, bebidas no gaseosas infusiones, caldos desgrasados de arroz o zanahoria, etc., para reponer las pérdidas.

Realiza una dieta astringente con arroz, puré de patata y zanahoria, manzana, pescado, pollo y jamón cocido.

Puedes tomar verduras y hortalizas cocidas como zanahoria, calabacín, judías verdes y champiñones.

Utiliza técnicas de cocina sencillas como vapor, horno, hervido o plancha.

Consume bebidas y alimentos a temperatura ambiente, evitando temperaturas extremas.

Se desaconsejan la leche, frutas maduras, mermeladas, alimentos ricos en grasas (como los quesos grasos), fibra insoluble (alimentos integrales, legumbres, frutos secos, verduras excepto las comentadas anteriormente y fruta con piel), chocolate, comidas picantes, carne roja, repostería, conservas, caramelos, en especial los mentolados que contengan manitol, xilitol y sorbitol (por su efecto laxante), las bebidas alcohólicas y los refrescos y el tabaco.

Se desaconseja también el té y café (los puedes tomar descafeinados).

Si en 24 horas la diarrea no cede o empeora, consulta a tu médico.

Los probióticos pueden ayudar a la recuperación de la flora intestinal tras procesos diarreicos, efecto secundario frecuente de los tratamientos con quimioterapia en cáncer de mama, pero en el caso de que tengas bajas tus defensas debes consultárselo a tu médico.

Estreñimiento


El ejercicio y una adecuada ingesta de fibra te  minimizará el estreñimiento. Asegura el aporte de fibra diario a través de verduras y hortalizas, legumbres, productos integrales y frutas.  Es muy recomendados el kiwi, la naranja o su zumo y las ciruelas, por su alto contenido en fibra.

Toma al menos 2 litros de líquido al día en forma de agua, zumos naturales, caldos o infusiones.

Añadiendo salvado de avena o de trigo puedes aumentar el contenido de fibra de tus platos.

Debes evitar las grasas y alimentos como el membrillo, té o arroz. También la manzana y el plátano.

Algunos medicamentos pueden provocar estreñimiento; consulta a tu médico si tienes este problema porque quizá tengas que tomar un laxante.

Irritación de boca, aftas y/o heridas en comisuras


Es importante una adecuada higiene bucal,  si hace tiempo que no haces una revisión odontológica, realízala antes de comenzar el tratamiento.

Puede ir acompañado de dolor intenso que dificultará la ingesta, por lo que debes consultar a tu médico para solucionar esta situación en primer lugar; te puede ayudar tomar un poco de hielo o polos de sabores no ácidos.

Toma pequeñas comidas de forma frecuente, basadas en alimentos con alta densidad calórica, como pueden ser natillas, flan, helado, arroz con leche, yogur, etc.

De forma general, una dieta líquida o semilíquida con purés fríos, verduras y hortalizas cocidas, sopas espesas, quesos tiernos, huevos, etc., evitando alimentos irritantes como los ácidos y fritos puede mejorar los síntomas.

Enriquece tus comidas con proteínas para acelerar la recuperación: pollo, claras de

huevo, queso rallado, etc.

Bebe agua y batidos a base de leche y frutas no ácidas (manzana, pera, etc.).

Evita los alimentos muy calientes, con sabor salado, ácidos, agrios o picantes.

También te resultaran molestos aquellos alimentos con textura áspera o dura como el pan tostado, galletas y alimentos crudos como las frutas, verduras y hortalizas.

Las bebidas alcohólicas y el tabaco te irritarán más la mucosa, debes evitarlos.

Boca seca


Es un efecto adverso muy frecuente si estáis recibiendo radioterapia sobre las mucosas, por atrofia de las glándulas salivares.

Para favorecer la producción de saliva se recomienda: alimentos ácidos preparados en forma de zumos, helados o sorbetes (limón, mandarina, fresas, etc), utiliza chicles o caramelos sin azúcar, prepara los alimentos para que sean blandos añadiendo salsas, caldos, etc y que resulten jugosos y blandos y así facilitar la deglución. Aumenta el consumo de líquidos, pero mejor fuera de las comidas.

Evita los alimentos muy fríos o muy calientes, picantes, que estén secos (galletas, patatas chips, frutos secos, etc) o alimentos con azúcar (aumentará la caries)

Disminución del sabor


Puedes utilizar especias (pimienta, curry, azafrán, canela, comino, etc), hierbas aromáticas (romero, tomillo, eneldo, albahaca, orégano, etc) y sal para potenciar el sabor de los alimentos.
Prepara las comidas en asados, plancha, guisos, estofados para que aumente su sabor.

Alteración del gusto (sabor metálico) y el olfato


Realiza enjuagues con bicarbonato o manzanilla antes de las comidas porque te puede disminuir el sabor metálico. También los caramelos y chicles de limón o menta.

Si tienes sabor metálico, puede ayudarte sustituir los cubiertos habituales por unos de plástico.

Consume alimentos con sabores menos desagradables para ti, potenciando los sabores dulces en las comidas (salsas de frutas, bechamel, etc.), evitando los condimentos muy amargos como el vinagre o limón, servir las comidas a temperatura ambiente o frías (desprenden menos olor) y mantener una buena higiene oral y dental.

Evita las carnes rojas por su sabor metálico (reemplázalas por aves, pescados, huevos o quesos) y alimentos con sabores muy fuertes, alimentos que desprendan olores fuertes, cebolla, coliflor, café, etc. y cocinar o permanecer en el ambiente de preparación de las comidas.

Defensas bajas


Si durante el tratamiento tienes una bajada de defensas, los siguientes consejos nutricionales te vendrán muy bien para recuperar la energía y evitar las infecciones:

Realiza 6-8 comidas al día (pequeñas raciones pero enriquecidas nutricionalmente)

No consumas los alimentos crudos, cocínalos bien a temperatura entre 70-100ºC.

Lava muy bien todos los alimentos (frutas, verduras y hortalizas), pero también las latas de conservas y refrescos, los huevos, etc.

En caso de consumir frutas y hortalizas crudas, quita siempre la piel y si no tienen piel lávalos muy bien, pero recuerda que es mejor consumirlas cocinadas.

Respeta las condiciones de conservación de los alimentos y su caducidad.

Desecha los alimentos que tengan un aspecto u olor extraño.

Consume el agua mineral embotellada.

Se desaconseja que comas fuera de casa y que tengas cuidado con el consumo de probióticos (algunos yogures, kéfir, quesos curados, etc) y que lo consultes antes con tu oncólogo.

Es importante que sepas que no existen alimentos capaces de subir las defensas, y si se produce una bajada de defensas quizás necesites, no siempre, tratamiento médico por parte de tu oncólogo.

Aumento de peso


Coméntaselo a tu oncólogo antes de comenzar una dieta.

Reduce el tamaño de las porciones, utiliza el “método de la mano”.  Las verduras y hortalizas, productos integrales, legumbres, pescado y frutas deben ser la base de tu alimentación.

Utiliza poca sal a la hora de cocinar.

Consume los lácteos con contenido reducido en grasa, desnatados.

Limita el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados.

Cocina al horno/microondas, al vapor, hervido o a la plancha.

Acompaña estos consejos con actividad física adaptada a tu estado general.

Pérdida de peso


Programa tu horario de comidas, 5-6 al día, y aliméntate aunque no tengas apetito; durante el tratamiento es fundamental que estés bien nutrida. Todo esto favorecerá una mejor calidad de vida.

Consume alimentos ricos en proteínas y grasas saludables.

Si no te apetecen los alimentos sólidos puedes preparar batidos con leche, zumos,

cremas, sopas, etc. y enriquecerlos nutricionalmente con proteínas y/o grasas saludables

(huevo, queso rallado o queso crema, aceite de oliva virgen extra, etc.).

Saciedad precoz


Realiza pequeñas tomas pero varias veces al día.

Espero que te este artículo te haya sido útil, y si tienes alguna duda o quieres que te expliquemos más detalladamente alguna cuestión, contacta con nosotras (enlace para contactar) y también te invito a que dejes en el buzón de sugerencia (enlace) cualquier tema que quieras que ampliemos en relación a la dieta en el cáncer de mama u otros temas que te puedan interesar.

 

 

 

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