¿Qué es el citomegalovirus (CMV)?
El citomegalovirus (CMV) es un virus que causa una infección similar a un cuadro gripal y que rara vez nos causa algún problema, a no ser que estés embarazada. El virus, una ver pasada la infección, puede quedarse latente en nuestro cuerpo y reactivarse más adelante o bien puedes reinfectarte por otra cepa.
La mayor fuente de infección son los niños pequeños (uno de cada 3 niños han pasado esta infección antes de los 5 años) y la mitad de nosotras lo hemos pasado antes de los 40 años.
Este virus esta presente en casi todos nuestros fluidos: saliva, orina, lágrimas, leche materna.. incluso en fluidos sexuales. Dado que la mayor fuente de contagio son los niños pequeños, una de las precauciones que debemos tener es lavarnos bien las manos y lavar todos los utensilios que usan nuestros hijos pequeños o si trabajamos en contacto con ellos.
¿Qué pasa si tengo una infección por CMV en el embarazo?
La infección solamente nos preocupa si estas embarazada o buscando embarazo. Esto es así porque podría existir un riesgo para tu hijo. Pero tranquila, porque gracias a la barrera que supone la placenta para proteger a tu bebé, la mayoría de las veces esta infección no pasa a tu hijo.
Es una de las infecciones congénitas más frecuentes y una de las primeras causas de sordera congénita y este por ello nos preocupa. Pueden presentarse otras alteraciones como: retraso del crecimiento, epilepsia, problemas visuales o alteraciones como anemia, plaquetas bajas (plaquetopenia) , aumento de tamaño del hígado y bazo junto con prematuridad.
Hay varios factores que condicionan que tu hijo se infecte: que sea una primera infección o una reinfección y el momento del embarazo en el que ocurre.
Otro concepto que debéis tener claro es que infección no es igual a afectación. Sólo el 10-15% de los niños infectados tendrán síntomas y la severidad va a depender del momento del embarazo en el que ocurre la infección.
Pero tranquila, porque casi la mitad de las infecciones que ocurren en el embarazo, son debidas a la reinfección o reactivación (el 60% de mujeres lo han pasado). En este caso, existe un riesgo muy bajo de transmisión al feto (0.5-3%) y las posibilidades de afectación son bajas.
El segundo factor determinante es el momento de la infección:
-La posibilidad de infección es mayor cuanto más avanzado esté el embarazo pero es justo en estos trimestres (2º y 3º trimestre) cuando menos riesgo de afectación para tu bebé.
-Si ocurre justo alrededor de la concepción o en el 1º trimestre y tu hijo se infecta, existe un riesgo de afectación, especialmente a nivel auditivo y de problemas en el sistema nervioso central.
¿Cómo se diagnostica la infección del CMV en el embarazo?
Hasta hace poco, la mayoría de sociedades científicas no recomendaban hacer pruebas para detectar la inmunidad frente al citomegalovirus a todas las embarazadas.
Esto ese debe a que las reinfecciones pueden producir infección fetal, por lo que no podemos estar del todo tranquilas si lo hemos pasado.
Por otro lado, hasta ahora no había un tratamiento que hubiera demostrado disminuir de forma significativa la infección del bebé intraútero.
En los últimos años algunos estudios han que algunos tratamientos que parecen disminuir la posibilidad de infección congénita. Por este motivo se están incluyendo en la mayoría de los protocolos la determinación para determinar la inmunidad frente al citomegalovirus. en el primer trimestre
La interpretación de estas pruebas, en ocasiones es difícil dado que podemos aproximarnos al momento de la infección pero no definir con exactitud. Además muchos de los anticuerpos pueden estar presentes durante largo tiempo, simulando una infección reciente.
En caso de confirmemos que has tenido una infección o reinfección, vamos a realizar diferentes pruebas en función del trimestre del embarazo.
Si estás en 1º trimestre, se ponen en marcha una serie de pruebas dirigidas a valorar la afectación y plantear un tratamiento. Lo más probable es que se te ofrezca una amniocentesis sobre las 21 semanas para determinar si ha habido una infección de tu hijo.
Si la sospecha es en 2º o 3º trimestre suele ser por la presencia de marcadores ecográficos de sospecha de infección fetal como un retraso de crecimiento o un pliegue nucal aumentado.
Existen pruebas para valorar el grado de afectación como la ecografía y la resonancia nuclear magnética (RNM) que se van a permitir hacer un seguimiento del niño hasta su nacimiento.
Una vez nacido el bebé, se realizará un seguimiento tanto clínico como analítico (orina o saliva). Hasta un 10 % de niños que inicialmente son asintomáticos, pueden presentar posteriormente síntomas, por lo que será necesario vigilancia en los primeros años de vida.