En general la lactancia se suspende porque tu bebé se hace mayor, y al ir introduciendo otros alimentos van disminuyendo las necesidades de leche y tu cuerpo produce poco a poco menos cantidad.

Pero ¿Qué pasa cuando necesitas o quieres suspenderla en un momento concreto?

En estos casos, lo ideal es que, si puedes, lo hagas de forma programada empezando unas semanas antes. Así, de forma progresiva, vas introduciendo poco a poco una alimentación apropiada a la edad de tu bebé y disminuyendo el número de tomas de tu leche.

Un ejemplo sería que en tomas alternas vayas dejando de ponerle al pecho, o le vayas quitando una toma al día cada pocos días. El ritmo en ambos casos dependerá de cómo se adapten tu bebé y tu cuerpo.

En situaciones en las que necesites suspenderlo bruscamente, tenemos una medicación que hace que no produzcas más la hormona responsable del mantenimiento de la lactancia.

En estos casos es muy importante que una vez que te tomes la medicación no pongas más a tu hijo al pecho, ya que el mayor estímulo para producir leche es la succión del bebé. Además es bueno que uses un sujetador que te comprima un poco el pecho y que bebas menos líquidos, y aunque estarás unos días un poco dolorida, en breve se normalizará todo y dejarás de producir leche.