En nuestro último gineconsejo os planteaba la pregunta ¿Qué relación mantienes con tu cuerpo?. En este artículo me gustaría profundizar en este aspecto.
Existe una relación muy estrecha entre cómo percibes tu cuerpo y tu vivencia sexual. Es cierto que dicha percepción está condicionada, no sólo por factores psicológicos (personales), sino también por factores sociales y culturales.
Seguro que en alguna ocasión te has descubierto «criticando» alguna parte de tu cuerpo. La autocrítica puede ser muy dura y dañar nuestra autoestima.
Es difícil no dejarse influenciar por los cánones de belleza de nuestra sociedad actual (quiero enfatizar lo de «actual», porque en otros momentos de la historia estos fueron muy distintos). No podemos negar que la presión en este sentido, especialmente hacia las mujeres, es considerable. Lo que me gustaría transmitirte es que tú puedes trabajar en la aceptación de tu cuerpo para así poder disfrutar más de tu sexualidad.
Te propongo un ejercicio que te puede ayudar a ser más consciente de tu cuerpo. Ser consciente es el primer paso para reconocerse, valorarse y tener una relación más saludable a nivel emocional contigo misma. Lo primero que tienes que hacer es tomarte un tiempo para ti, parar y mirarte. Regálate un momento en el que puedas estar tranquila. Toma conciencia de tu cuerpo. Rodéate de un ambiente agradable. Puedes tomarte una ducha, pero no como lo haces habitualmente sino una «ducha consciente». ¿Y qué significa esto? Mira tu cuerpo de forma detenida mientras que te enjabonas y conecta con las sensaciones que te produce ese momento. Sigue este proceso también mientras que te estas secando.
Te invito a que te preguntes ¿Qué veo? ¿Cómo me siento? ¿Qué me gusta? ¿Qué cambiaría? ¿Está siendo una experiencia agradable o desgradable para mí?.
Es importante que no tengas prisa y que te tomes el tiempo que necesites. Tras este ejercicio podrás valorar si hay partes de tu cuerpo que no te gustan y que te planteas cambiar (bien sea por un criterio estético o de salud).
También te puede ocurrir que haya partes de tu cuerpo que no sean de tu agrado, pero que no puedas cambiar o que cambiarlo te supondría un esfuerzo que no puedes o no quieres asumir. Ahí empieza el proceso de aceptación y de aprender a realzar lo positivo. Es importante que cambies el foco de atención a las partes con las que se sientes cómoda y te hacen sentir segura para poder potenciarlas.
Después de todo la conclusión podría ser : «Aunque mi cuerpo no es perfecto puede proporcionarme mucho placer». No lo olvides.
Espero que este artículo te haya sido útil y te resuelva las dudas que pudieras tener, pero ya sabes que si tienes alguna otra puedes contactar con nosotras a través de este enlace (consultas).