Seguro que te lo has preguntado muchas veces. Es posible que tengas miedo a no manejar la situación de forma adecuada. A que no sepas contestar sus preguntas o a que no encuentres el momento adecuado para hablar de determinados aspectos relacionados con la sexualidad.

Te voy a decir una cosa que quizás te sorprenda. A tu hijo/a le estás hablando de sexo desde que nació, si, aunque te parezca extraño. Hablar de sexo es hablar de cómo debe ser el trato entre dos personas que se quieren, del amor, de cómo expresar afectos y enfados de forma adecuada. Es hablar sobre las relaciones humanas, sobre el cuerpo, sus cambios a lo largo del tiempo y las diferencias entre las personas. Es trasmitir la importancia de quererse y valorarse, de cuidarse y de cuidar al otro. También de expresar lo que desean, cuando y con quien. Recuerda que la sexualidad humana esta repartida por todo el cuerpo, no solo en los genitales. Aunque hablar de sexo también es hablar de genitales, de reproducción, de anticoncepción y de autocuidados. 

Por lo tanto, relájate, ya tienes mucho hecho. Esto quizás haya cambiado tu forma de ver la sexualidad y de “enfrentarte” a algunas situaciones con tu hijo/a.

Para que te sea más fácil te voy a proporcionar una serie de pautas que te ayuden para sentirte más segura a la hora de abordar la sexualidad de tu hijo/a. 

• Respeta su nivel de madurez: tú mejor que nadie conoce en que momento evolutivo se encuentra.
• No te limites a conversaciones puntuales sobre el sexo. Aprovecha cualquier situación cotidiana que de alguna forma le genere curiosidad.
• Infórmate con antelación de lo que le puede interesar, de sus inquietudes, de que sabe y de que le gustaría saber. Es importante saber de que conocimiento parte para poder dar una respuesta más adecuada a sus preguntas.
• Evita justificarte con frases del tipo “Con internet ya lo saben todo” “ A mi nadie me habló de sexo y lo aprendí sola”. Durante mucho tiempo tu vas a ser su referente adulto más importante por lo que la información que provenga de ti ocupará un lugar privilegiado.
• No delegues la educación sexual en otros (educadores, profesores). La familia es el entorno más adecuado para poder proporcionar información a este respecto.
• Trata de encontrar “oportunidades” para hablar de sexualidad. Aprovecha cuando estéis viendo una película,  a través de una lectura, cuando vayáis por la calle, etc. Muchas situaciones de la vida cotidiana se pueden aprovechar para hablar de las relaciones entre las personas, de los afectos, del placer.
• Toma conciencia de lo que hay detrás de sus preguntas. A veces esconden, miedos, inseguridades.
• No pasa nada por reconocer que en algunas situaciones te puedes sentir incómoda. A veces sus preguntas te “pillaran” de sorpresa y no tendrás claro como reaccionar y qué contestar. Lo más importante es que ellos perciban que estas accesible y que pueden recurrir a ti. Si en ese momento no puedes resolver su duda emplázale a otro momento para continuar la conversación.
• Respeta su deseo de privacidad, especialmente necesario al inicio de la adolescencia.
• Intenta llamar a las cosas por su nombre (“pene” “vagina”) los eufemismos no ayudan a dar una imagen saludable y positiva de la sexualidad.
• Recuerda que estas haciendo educación sexual continuamente de una forma no consciente: transmitimos pudores, manifestamos afectos y verbalizamos opiniones que van conformando de una u otra forma su concepto de la sexualidad.               

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